Cresta Murciélagos en el pico Aspe.
Cresta Murciélagos en el pico Aspe.
No parecía el mejor fin de semana parasubir al Pirineo, pero no teníamos otro en tiempo, así que Pepe y Jose desde la Plana, y Archi desde Pamplona, quedamos en el pequeño pueblo de Aisa, en donde la aproximación a la cresta de Murciélagos al Aspe, abierta por Alberto Rabadá en 1962, es más corta.
A las 6 de la mañana del sábado nos despertamos para comenzar a caminar a las 6’45. El día se nos presenta semi nublado y con algo de aire en cotas bajas, 1450m desde el coche.
Alcanzamos el Collado de Aisa a las 9’30 con los últimos doscientos metros cubiertos por un nevero que posiblemente dure todo el verano.
Un vendaval nos espera para comenzar la arista. Estamos a punto de abandonar, pero Jose se lanza a la primera aguja y no tenemos más remedio que seguirle. Aun así la sensación de que íbamos a renunciar no nos abandonahasta que no llegamos a algun tramo en el que ascendemos a sotavento y conseguimos recuperar un poco los cuerpos ateridos. La arista, aunque fácil en muchos tramos, debido al fuerte viento, nos obliga a ir continuamente encordados y haciendo largos, con lo que en las reuniones, aún escalando lo más rápido posible se hacen insufribles.
Una vez llegamos al último muro de caliza gris, la aclimatación al fuerte viento, que persiste, nos hace intentarlo, y además parece que vamos a ir casi todo el rato protegidos del viento.
Así es, y después de un duro paso extraplomado de IV+ la arista se dulcifica y progresamos en ensamble sin mayores problemas de enganches de cuerda, volaba literalmente por encima de nuestras cabezas, hasta el último collado que conduce a cumbre.
A las 2 del mediodía coronamos los 2645m del Aspe y comemos algo por primera vez desde el desayuno.
La bajada, con continuos cruces de grandes neveros se nos hace algo caótica, pero al final encontramos la buena dirección y la senda correcta.
A las 4’45 de la tarde llegamos de nuevo al coche, justo antes de que comience a llover
Un gran sabor de boca se nos queda, por la belleza del recorrido, muy, muy aéreo, y por la dificultad añadido del mal tiempo.
Si señor, se nota quien ama la montaña. Salu2 maestro. Agur.